Carlota Barrera es una de las protagonistas indiscutibles de la última jornada de la edición de enero de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid 2019. La diseñadora gijonesa es una de las últimas en dar a conocer su propuesta para el próximo otoño-invierno, en una presentación celebrada al mediodía del martes 29 de Enero.
Carlota Barrera ha llegado para quedarse. La joven asturiana afincada en Londres y graduada por el London College of Fashion irrumpía en el calendario de la semana de la moda madrileña hace apenas 6 meses. La recién llegada se convertía entonces en una de las nuevas promesas de la moda española, gracias a un estilo propio y una estética única y reconocible. Su primera colección, «The Matador and the Fisherman«, sirvió para constatar el talento y la perspicacia de la creadora, y en esta ocasión ha querido ir un paso más allá.
El espíritu renovador y la libertad creativa son dos de las características más identificables en todos y cada uno de sus trabajos. En un intento por diferenciarse y transmitir su mensaje de la manera más eficaz, Barrera vuelve a apostar por una localización inusual. Atrás quedan el Pabellón 14.1 de Ifema y los desfiles al uso en su formato convencional.
La diseñadora ha presentado su última colección recreando una escena costumbrista y bucólica, como si de un bodegón se tratase. Los inmóviles modelos se colocan estratégicamente sobre el escenario, donde aparecen realizando distintas actividades. Mientras unos leen recostados en el suelo, otros inclinan la mirada hacia el público con complicidad.
Además de los modelos, hay otro gran protagonista en este singular acto teatral. Un mural de 7 metros obra de la ilustradora Inés Maestre constituye el telón de fondo de la escena, enfatizando los rasgos artísticos y pictóricos que recuerdan a la naturaleza muerta.
El mural recrea el exterior de una casa de pescadores, con numerosos ventanales sobre los que se disponen macetas con flores. Un guiño a su anterior trabajo, inspirado en los marineros, las bestias marinas y las tormentas en alta mar.
Aparecen elementos inconfundibles de la firma: siluetas cortadas a la cintura, cut-outs en el torso y pantalones de talle alto. Fiel a su característico estilo, marcado por la redefinición de la sastrería masculina y la concepción tradicional del armario del hombre, se advierte un proceso de madurez creativa.
Esta última colección nace de un viaje a Sicilia, en el que Barrera pudo presenciar y experimentar en primera persona la arquitectura, el arte, los puertos y la forma de vivir local. Es por ello que la naturaleza cobra una especial importancia, tanto en el plano estético y la atmósfera que envuelve la presentación, como en los materiales: algodón, lana merino o paño.
Carlota Barrera continúa avanzado en su camino a pasos agigantados. Aunque su estilo y su forma de trabajar podrían enmarcarse dentro del movimiento “slow life”, su trayectoria evoluciona a un ritmo vertiginoso.
Texto: David Alarcón.
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